lunes, 7 de enero de 2013

Analisis preliminar y somero de La Ultima Cena de Leonardo da Vinci

a descripción iconográfica de La última cena de Leonardo en El código Da Vinci sugiere tres cosas. Primero que mediante la ausencia de un cáliz Leonardo está enviando un mensaje oculto sobre la verdadera naturaleza del Santo Grial; segundo, que quien supuestamente es el apóstol Juan en realidad es María Magdalena, con quien estaría casado Jesús; y, por último, que Pedro está mirando hostilmente a ésta, ya que la considera como una rival. Veamos cuanto rigor científico tienen estas apreciaciones.


Una de las piedras angulares en las que se apoya la novela de Dan Brown es que La última cena de Leonardo está pintada en clave de código, cuya descodificación revelaría un secreto guardado durante muchos siglos, que sin duda dañaría al Cristianismo y particularmente al Vaticano. Esto habría sido posible gracias a que Leonardo Da Vinci, era uno de los pocos conocedores de dicho secreto, y que habría decidido dejar constancia de ello mientras pintaba dicho mural en el refectorio de Santa María de la Gracia (Milán).  El misterio encriptado por Leonardo nos lo desvela Brown, cuando sus personajes empiezan a preguntarse por la ausencia del cáliz, o Santo Grial, que estaría conteniendo la sangre Jesús. Cualquiera que haya visto otras pinturas de la Última Cena, como las de Juan de Juanes, debería formularse la misma pregunta, ya que en éstas el cáliz ocupa un lugar destacado y central. ¿Por qué no aparece en el cuadro de Leonardo? ¿Cabe, pues, otra lectura de La última cena, diferente a la tradicional? Para Dan Brown sí. El apóstol San Juan que aparece pintado con rasgos afeminados, en realidad es María Magdalena, que estaría casada con Jesús, y que se encontraría ahora a la espera de un hijo. Éste sería la verdadera sangre de Jesús, y María Magdalena el cáliz que la contenía. Esta idea estaría oculta en forma de código. Por eso el espacio entre Jesús y la Magdalena tiene forma de “V”, es decir, de forma de un cáliz, cuya base, a su vez, estaría apuntando directamente al vientre de María Magdalena. Consiguientemente, el Santo Grial no sería un objeto, sino una persona: María Magdalena. Por otro lado, María Magdalena y Jesús formarían una imagen-espejo (posición simétrica, color de la ropa, etc.) que acentuaría la unidad entre ambos. Incluso la conjunción de los dos cuerpos permitiría ver la “M” de Magdalena. Si se acepta esto, no sólo hay una de-construcción de la imagen que el cristianismo tiene de sí mismo, sino una vuelta al mundo de la mitología pagana, en el que las diosas vuelven a ocupar el lugar importante que les correspondía en el Olimpo iconográfico
Pero, ¿está esta teoría suficientemente fundada? Para empezar valga la pena señalar que La última cena de Leonardo ha sido ampliamente estudiada desde hace muchos años ofreciéndose explicaciones mucho más convincentes. Todas ellas reconocen que más que el momento de la institución de la Eucaristía, lo que allí se está representando es la reacción de los apóstoles ante la declaración de Jesús de que alguien le va a traicionar. Por eso, el cáliz no aparece como elemento central de la pintura. Es más, no hay por qué asumir que en dicha cena hubiera habido un vaso especial en el que Jesús hubiera consagrado el vino, lo lógico es que todos tuvieran uno igual, y, de hecho, así lo representa el fresco, pues Jesucristo tiene un vaso junto a su mano izquierda, al igual que los demás apóstoles. No hay que olvidar que esta témpera se realiza a finales del siglo XV, mientras que la de Juan de Juanes está pintada durante los años del Concilio de Trento, que promovió un arte en defensa y exaltación de los sacramentos, como la Eucaristía. Carl Orson y Sandra Miesel en su libro La trampa Da Vinci (2004), un nuevo análisis demoledor de El código Da Vinci, citan al gran crítico de arte Steinberg describiendo los personajes de la escena: “Andrés (de izquierda a derecha) es seguido por Pedro, Judas y Juan, los tres cuya identidad en el mural nadie ha puesto en duda”. Incluso explica que la razón de dicha agrupación se basa en que son los tres que van a tener un papel a representar en la inmediata Pasión, negando, traicionando o acompañando a Jesús. Steinberg señala incluso que hay emparejamientos significativos en la pintura, mostrados a través de la proximidad de las cabezas. Por ejemplo, el de Pedro y Juan, que habitualmente aparecen como compañeros, significan uno la vida activa y otro la contemplativa. Así, mientras Pedro se encarama con energía, Juan permanece tranquilo, interiorizando la triste noticia.
¿Qué decir de los rasgos afeminados del apóstol San Juan? Ciertamente los posee, pero eso responde más bien al estilo florentino de los inicios del siglo XV, que también puede verse en otras pinturas de Leonardo, particularmente en sus dos representaciones de San Juan Bautista, conservadas en el museo del Louvre, y hechas unos veinte años después. Dan Brown insiste señalando en su novela que la actitud de la mano de Pedro tiene un gesto amenazante, sugiriendo un acoso a María Magdalena, su rival en la futura supremacía de la Iglesia. Pero cualquiera que vea la pintura con sencillez descubre fácilmente que dicha mano ofrece una relación de confianza e intimidad entre Pedro y Juan, denotando la necesaria comunicación entre ambos tras oír las palabras de Jesús.
Por último, señalemos que son muy sugerentes las preguntas que se hacen Olson y Miesel para negar que María Magdalena ocupa el lugar tradicionalmente reservado al apóstol Juan. Dicen éstos: “Si el apóstol Juan, descrito en el Evangelio como el apóstol al que Jesús amaba, no está en la pintura, ¿dónde se encontraba, pues? Y si la persona que se encuentra a la derecha de Jesús fuera en realidad una mujer, ¿por qué suponer que ésta es María Magdalena? ¿Por qué no podría ser María, la madre de Jesús, con su porte tranquilo y naturaleza reservada? Finalmente, ¿por qué se asume que María Magdalena es joven y hermosa, la perfecta pareja para alguien que como Jesús tendría algo más de treinta años? ¿No podría ser que fuera una mujer de media edad, incluso mayor, y hasta poco agraciada?”.

En un proximo post intentare desmenuzar este entuerto,de la forma que considera mas apropiada,personaje por personaje,cuadro por cuadro y creo,sin temor a equivocarme que,de esa forma encontraremos muchos detalles de la obra que resultaran verdaderamente sorprendentes.

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