martes, 15 de enero de 2013

Malleo Maleficarum,extracto sobre el trabajo de las brujas


SOBRE LOS DIVERSOS MÉTODOS POR LOS CUALES LOS DEMONIOS, POR
INTERMEDIO DE LAS BRUJAS, ATRAEN Y ENGAÑAN A LOS INOCENTES PARA
CRECIMIENTO DE SUS HORRENDAS ARTES Y COMPAÑIA


listen ante todo tres métodos por los cuales los demonios, por intermedio de las brujas,
subvierten a los inocentes, y mediante los cuales aumentan en forma constante la perfidia.
Y el primero es por cansancio, por la provocación de enormes pérdidas en sus posesiones
temporales. Porque como dice San Gregorio: el demonio nos tienta a menudo a ceder por
pura fatiga. Y debe entenderse que un hombre tiene poder para resistirse a tal tentación;
pero que Dios lo permite como una advertencia para que no nos entreguemos a la pereza. Y
en este sentido debe entenderse Jueces, a, donde dice que Dios no destruyó las naciones
para que por medio de ellas pudiese probar al pueblo de Israel; y habla de las naciones
vecinas de los  canaanitas,  jebusitas y otros. Y en nuestro tiempo están permitidos los
husitas y otros heréticos, de manera que no puedan ser destruidos. Los demonios, entonces,
por medio de las brujas, afectan a sus inocentes vecinos con pérdidas temporales, de tal
manera que, por decirlo así, se ven obligados, primero a pedir los sufragios de las brujas, y
luego a someterse a sus consejos, como nos lo han enseñado muchas experiencias.
Conocemos a un extranjero de la diócesis de  Augsburgo, quien antes de llegar a los
cuarenta y cuatro años perdió todos sus caballos, en forma sucesiva, por brujería. Su
esposa, aquejada de fatiga debido a esto, consultó con brujas, y después de seguir sus
consejos, aunque eran malsanos, todos los caballos que compró (era carretero) fueron
protegidos de la brujería.
Y muchas mujeres se quejaron a nosotros, en nuestra condición de inquisidores, de que
cuando sus vacas fueron perjudicadas por quedar privadas de su leche, o de cualquier otra
manera, consultaron con mujeres sospechadas de ser brujas, e inclusive éstas les dieron
remedios, a condición de que prometieran algo a algún espíritu; y cuando preguntaron qué
deberían prometer, las brujas respondieron que sólo una cosa pequeña, que aceptaran
ejecutar las instrucciones de ese amo respecto de ciertas observancias durante los Santos
oficios de la iglesia, u observar algunas silenciosas reservas en sus confesiones a los
sacerdotes.
Aquí es preciso señalar que, como ya se insinuó, esta iniquidad tuvo reducido y escaso
comienzo, como que en el momento de la elevación del Cuerpo de Cristo escupieron en el
suelo, o cerraron los ojos, o mascullaron algunas palabras vanas. Conocemos a una mujer
que todavía vive, protegida por la ley secular, que, cuando el sacerdote, en la celebración de
la misa, bendice al pueblo y dice Dominus Uobiscum, siempre agrega para sus adentros las
siguientes palabras en la lengua vulgar: "Kehr mir die Zung im Arss umb"
1
*, o inclusive
dicen algo por el estilo en la confesión, después de haber recibido la absolución, o no lo
confiesan todo, en especial los pecados mortales, y así, poco a poco, se ven llevadas a
renegar por completo de la Fe, y a la abominable profesión del sacrilegio.
Este, o alguno parecido, es el método que las brujas usan con las honestas matronas poco
dadas a los vicios carnales, pero preocupadas por las ventajas terrenales. Pero con las
                                                     
1
° "Pásame la lengua por el culo." (N. del T.)11
jóvenes, más dispuestas a los deleites y placeres corporales, observan un método distinto, y
trabajan por medio de sus deseos carnales y de los placeres de la carne.
Y aquí es de señalar que el demonio se muestra más ansioso y ávido de tentar a los buenos
que a los malos, aunque en la práctica tiente más a éstos que a aquéllos, porque en los
malos se encuentra más aptitud para ser tentados que en los buenos. Por lo cual el demonio
se esfuerza más por seducir a todas las vírgenes y doncellas más santas, y hay razones para
ello, además de muchos ejemplos.
Pues como ya posee a los malvados, pero no a los buenos, se esfuerza más por seducir a los
buenos, a quienes no puede poseer, que a los malos, a quienes ya posee. De la misma
manera, un príncipe de la tierra toma sus armas contra quienes no reconocen su poder,
antes que contra quienes no se le oponen.
Y he aquí un ejemplo. Dos brujas fueron quemadas en  Ratisbona. Y una de ellas, que
atendía baños públicos, confesó, entre otras cosas, lo siguiente: que había sufrido muchos
daños del demonio, por esa razón. Había cierta virgen devota, hija de un hombre muy rico
cuyo nombre no hace falta aclarar, ya que la joven está ahora muerta, a disposición de la
merced Divina, y no querríamos que los pensamientos de él fuesen pervertidos por el mal;
y se le ordenó a la bruja que la sedujese invitándola a su casa en algún día festivo, para que
el demonio mismo, en forma de un joven, pudiese hablar con ella. Y aunque ella intentó
muchas veces cumplirlo, cada vez que hablaba con la joven ésta se protegía con la señal de
la Santa Cruz. Y nadie puede dudar de que lo hacía por inspiración de un ángel santo, para
repeler las obras del demonio.
Otra virgen que vivía en la diócesis de Estrasburgo confesó a uno de nosotros que se
encontraba sola, cierto domingo, en la casa de su padre, cuando una anciana de esa ciudad
acudió a visitarla, y, entre otras palabras malignas, le hizo la siguiente proposición: que si lo
deseaba, la llevaría a un lugar donde había algunos jóvenes desconocidos por todos los
ciudadanos. Y cuando consentí, dijo la virgen, y la seguí a su casa, la vieja dijo: "Ves,
subimos a una habitación de arriba, donde están los jóvenes; pero cuídate de hacer la Señal
de la Cruz". Le prometí que no lo haría, y cuando subía delante de mí, me persigné en
secreto. En la cima de las escaleras, cuando ambas nos encontrábamos fuera de la
habitación, la arpía se volvió hacia mí colérica, con un semblante horrible, y me miró y
exclamó: "¡Maldita seas! ¿Por qué te persignaste?  Véte de aquí. Sal, en nombre del
demonio". Y así volví a mi hogar, indemne.
De esto puede verse con cuánta astucia trabaja el antiguo enemigo en la seducción de las
almas. Pues de tal manera, la encargada de la casa de baños, a quien mencionamos, y que
fue quemada, confesó que habla sido seducida por una anciana. Pero se utilizó un método
distinto en el caso de su bruja acompañante, quien había conocido al demonio en forma
humana, en el camino, mientras ella misma iba a visitar a su amante con fines de
fornicación. Y cuando el demonio incubo la vio, y le preguntó si lo reconocía, y ella contestó
que no, él replicó: "Soy el demonio, y si quieres estaré siempre dispuesta a tu placer, y no te
faltaré en ninguna necesidad". Y cuando ella consintió, continuó durante dieciocho años,
hasta el final de su vida, practicando con él las diabólicas abominaciones, junto con una
total renuncia a la Fe, como condición necesaria.
Existe además un tercer método de tentación por el camino de la tristeza y la pobreza. Pues
cuando las niñas han sido corrompidas y rechazadas por sus amantes, luego de copular
inmodestamente con ellos, con la esperanza y promesa de casamiento con éstos, y se12
encuentran desalentadas en todas sus esperanzas, y en todas partes despreciadas, recurren
a la ayuda y protección de los demonios, ya sea con fines de venganza, para embrujar a esos
amantes o a las esposas con quienes casaron, o con vistas a entregarse a todo tipo de
lujurias. Mas, ¡ay!, la experiencia nos dice que estas jóvenes son innumerables, y que por
consiguiente también lo son las brujas que nacen de esta clase. Demos unos pocos, de entre
muchos ejemplos.
Hay un lugar, en la diócesis de Brixen, donde un joven declaró los siguientes hechos sobre
el embrujamiento de su esposa.  "En la época de mi juventud amaba a una joven quien me
importunaba para que me casase con ella; pero yo la rechacé y me casé con otra muchacha
de otra región. Pero como deseaba complacerla por amistad, la invité a la boda. Acudió, y
mientras otras mujeres honradas nos deseaban suerte y nos ofrecían regalos, ella levantó la
mano, y en presencia de las otras mujeres que se encontraban en torno, dijo: después de hoy
tendrás muy pocos días de salud: Mi novia se asustó, ya que no la conocía (pues, como dije,
era de otra región),. y preguntó a los presentes quién era la que nos había amenazado de ese
modo; y le dijeron que era una mujer ligera y vagabunda. Ello no obstante, sucedió tal
como dijo. Pues al cabo de pocos días mi esposa quedó embrujada de tal manera, que
perdió el uso de sus miembros, y aun hoy, después de diez años, pueden verse en su
cuerpo los efectos de la brujería." Si recogiéramos todos los casos similares que ocurrieron
en un pueblo de esa diócesis, nos ocuparía todo un libro; pero están escritos y conservados
en la casa del obispo de Brixen, quien aún vive para atestiguar su verdad, por asombrosos e
increíbles que parezcan.
Pero no debemos dejar en silencio un caso sorprendente y singular. Cierto conde de noble
cuna, del distrito de Westerich, diócesis de Estrasburgo, casó con una noble niña de igual
cuna; pero después de celebrar la boda, no pudo, durante tres años, conocerla carnalmente,
debido, como se demostró, a cierto encantamiento que se lo impedía. Con gran ansiedad, y
sin saber qué hacer, llamó en alta voz a los santos de Dios. Y ocurrió que fue al Estado de
Metz, por ciertos negocios, y mientras se paseaba por las calles y plazas de la ciudad,
acompañado por sus criados y domésticos, se encontró con cierta mujer que antes había
sido su querida. Y al verla, y sin pensar en el hechizo que actuaba sobre él, le habló con
bondad, y en forma espontánea, por la antigua amistad que se tenían y le preguntó cómo le
iba, y si estaba bien. Y ella, al ver la bondad del conde, a su vez inquirió muy en especial
por su salud y asuntos; y cuando él respondió que estaba bien y que prosperaba, ella se
asombró, y guardó silencio durante un rato. El conde, al verla así sorprendida, la invitó a
conversar con él. De modo que ella preguntó por su esposa, y recibió una respuesta
parecida, que estaba bien desde todo punto de vista. Entonces ella preguntó si tenían hijos,
y el conde contestó que tres, uno nacido en cada año. Ante esto, ella se asombró aun más, y
volvió a guardar silencio. Y el conde le preguntó: ¿por qué, querida mía haces
averiguaciones? Estoy seguro de que te felicitas por mi dicha. Y ella replicó: por cierto
queme felicito, pero maldigo a la vieja que dijo que encantaría tu cuerpo para que no
pudieses tener relaciones con tu esposa. Y en prueba de ello, hay un cacharro en el pozo, en
medio de tu patio, que contiene ciertos objetos malignamente embrujados, y fue puesto allí
para que, mientras su contenido se conservase intacto, tú fueses incapaz de cohabitar. ¡Pero
ya ves, todo es en vano, y me alegro!, etc. Al volver a su hogar, el conde no demoró en
vaciar el pozo, y al encontrar la olla quemó su contenido y todo, con lo cual recuperó en el
acto la virilidad que había perdido. Por eso la condesa volvió a invitar a todos los nobles, a
una nueva celebración de bodas, y dijo que ahora era la dama del castillo y las fincas,
después de haber permanecido virgen durante tanto tiempo. En bien de la reputación del13
conde, no es conveniente nombrar ese castillo y fincas, pero hemos relatado esta historia
para que se conozca la verdad del asunto, y se deteste abiertamente un tan grande delito.
De esto resulta claro que las brujas utilizan diversos métodos para aumentar su número.
Pues la mujer mencionada, por haber sido suplantada por la esposa del conde, lanzó el
hechizo sobre éste, con la ayuda de otra bruja; y así es como una brujería trae muchas otras
a su zaga.

Malleus Maleficarum


El Malleus Maleficarum (del latín: Martillo de las Brujas) es probablemente el tratado más importante que se haya publicado en el contexto de la persecución de brujas y la histeria brujeril del Renacimiento. Es un exhaustivo libro sobre la caza de brujas, que luego de ser publicado primeramente en Alemania en 1486, tuvo docenas de nuevas ediciones, se difundió por Europa y tuvo un profundo impacto en los juicios contra las brujas en el continente por cerca de 200 años. Esta obra es notoria por su uso en el período de la histeria por la caza de brujas, que alcanzó su máxima expresión desde mediados del siglo XVI hasta mediados del XVII.
Se remitían constantemente a la autoridad del Malleus Maleficarum los principales autores y grandes demonólogos como el inquisidor Bernardo Rategno da Como, el jesuita español Martín del Río y el jurista francés Jean Bodin.

En 1478 aparecía la bula Exigit sinserae devotionis affectus del Papa Sixto IV instituyendo el Santo Oficio o Tribunal de la Santa Inquisición en España.
El Malleus Maleficarum es el más famoso de todos los libros sobre brujería, escrito probablemente en 1486, convirtiéndose en el manual indispensable y la autoridad final para la Inquisición, para jueces y magistrados, para sacerdotes tanto católicos como protestantes, a lo largo de los tres siglos siguientes a su publicación, en la lucha contra la brujería en Europa.
Es la primera fuente a consultar para cualquier comprensión de la historia y la naturaleza de la brujería del satanismo.
El Malleus Maleficarum hizo accesible a un amplio público el concepto de la brujería demonológica, contribuyendo a la caza de brujas al atribuirle autoridad y credibilidad a los procesos por brujería que ya existían.
A fines de la Edad Media se estaban produciendo cambios muy bruscos en la forma de vida en Europa: era una época en la se estaban descubriendo nuevas tierras - lo que hizo que el hombre europeo se enfrentara con culturas hasta ese momento totalmente desconocidas al pensamiento del cristianismo-, comenzaba a despertarse la conciencia popular entre los campesinos de Alemania, quienes poseían conocimientos religiosos rudimentarios mezclados con conocimientos supersticiosos ancestrales, aparecía la imprenta, que abría la posibilidad de una gran difusión de las ideas existentes, en especial de las nuevas maneras de interpretar la palabra de Dios, existían complicados estudios pseudocientíficos para leer los astros, y se creía firmemente tanto en la astrología esotérica como en la magia. Existían muchos libros sobre magia talismánica y secretos de alquimia.
El Malleus Maleficarum o Martillo de las brujas fue compilado y escrito por dos monjes inquisidores dominicos, Heinrich Kramer, también conocido como Heinrich Institoris, y Jacob Sprenger.
Heinrich Kramer nació en Schlettstadt, ciudad de la baja Alsacia al sudeste de Estrasburgo, y a muy temprana edad ingresó en la Orden de Santo Domingo. Más tarde fue nombrado Prior de la Casa Dominica de su ciudad natal. Fue predicador general y maestro de teología sagrada. Antes de 1474 fue designado Inquisidor para el Tirol, Salzburgo, Bohemia y Moravia.
Jacobus Sprenger nació en Basilea (Suiza), ingresó como novicio en la Casa Dominica en 1452, se graduó de maestro en teología y fue designado Prior y Regente de estudios del convento de Colonia. En 1480 fue designado decano de la Facultad de Teología de la Universidad y en 1488 fue designado Provincial de toda la provincia alemana.
El Papa Inocencio VIII colaboró en la campaña contra la brujería.
En un decreto papal del 5 de diciembre de 1484, la bula Summis desiderantes affectibus reconoció la existencia de las brujas, derogando así el Canon Episcopi de 906, donde la Iglesia sostenía que creer en brujas era una herejía. En ella se menciona a Sprenger y Kramer por sus nombres (Iacobus Sprenger y Henrici Institoris) y se los conmina a combatir la brujería en el norte de Alemania.
El Malleus Maleficarum iba precedido por una auténtica bula papal que empezaba con las palabras Summis desiderantes affectibus con las que se la conoce.
La bula era auténtica pero algunos historiadores todavía discuten si Kramer falseó la recomendación de la Universidad de Colonia.
Tanto Heinrich Kramer como Jacobus Sprenger fueron nombrados inquisidores con poderes especiales por la bula papal de Inocencio VIII para que investigasen los delitos de brujería de las provincias del norte de Alemania. El Malleus Maleficarum es el resultado final y autorizado de esas investigaciones y estudios.3
Kramer y Sprenger presentaron el Malleus Maleficarum a la Facultad de Teología de la Universidad de Colonia el 9 de mayo de 1487. Sprenger era un inquisidor en Alemania que fundó la Confraternidad del Santo Rosario en devoción a la Virgen María en 1475. La influencia del Malleus maleficarum se vio incrementada por la imprenta.
La fecha de 1487 es generalmente aceptada como la fecha de publicación, aunque ediciones más tempranas de la obra pudieron haber sido producidas en 1485 o 1486. Entre los años 1487 y 1520, la obra fue publicada 13 veces. Después de unos 50 años, fue nuevamente publicada, entre 1574 y la edición de Lyon de 1669, un total de 16 veces. El texto llegó a ser tan popular que vendió más copias que cualquier otro, aparte de la Biblia, hasta que El progreso del peregrino, de John Bunyan fue publicado en 1678.
Los efectos del Malleus Maleficarum se esparcieron mucho más allá de las fronteras de Alemania, causando gran impacto en Francia e Italia, y en menor grado en Inglaterra. Los cálculos de la cantidad de mujeres quemadas por brujas varía de 60.000 a dos y cinco millones según los distintos autores.
Algunos autores sostienen que el Papa no podía saber lo que Kramer y Sprenger iban a decir en el Malleus Maleficarum y que sólo había publicado la bula para manifestar que compartía su inquietud por el problema de las brujas. Sin embargo, la posición de la Iglesia con respecto a las brujas agravó la crisis de las persecuciones y le dio su cariz particular incrementando el odio hacia las mujeres, además de encubrir las masacres. Las primeras grandes oleadas de caza de brujas son concencuencia directa del Malleus Maleficarum debido al gran éxito editorial que tuvo el libro. Aunque la Iglesia nunca aprobó oficialmente la caza de brujas, fue en 1657 cuando prohibió esas persecuciones en la bula Pro formandis
La caza de brujas fue una campaña organizada, cuya fuente principal de inspiración fue, durante trescientos años, tanto para católicos como para protestantes el Malleus Maleficarum.
Durante el siglo XV la Inquisición se dedicó a quemar más herejes que brujas y cuando los Estados feudales se organizaron como monarquías independientes del Papa, el poder punitivo se trasladó de la Inquisición a los jueces laicos de estas monarquías, quienes continuaron la tarea de la Iglesia de quemar brujas hasta el siglo XVIII, teniendo como libro de bolsillo al Malleus Maleficarum.
Traducciones contemporáneas de la obra incluyen una alemana del 2000, por los profesores Jerouscheck y Behringer, titulada Der Hexenhammer (la traducción de Schmidt de 1906 es considerada muy pobre), y una en inglés (con introducción) realizada por Montague Summers en 1928, que fue reimpresa en 1948 y aún hoy se encuentra disponible como una reimpresión de 1971 por Dover Publications. Una nueva traducción, completamente anotada por Christopher S. Mackay, la hizo en noviembre de 2006 la Cambridge University Press.